Lomas de Zamora y la crisis climática: del territorio al debate internacional

Gimena Alegria

03/12/25

_ No creo en el cambio climático. Bueno… en realidad no es que no creo, sino que no me interesa, ¿qué me importa a mí lo que va a pasar cuando yo ya ni exista? Cada profesor que escucha esto siente cómo, desde adentro, lo golpea con una ácida patada algún ser que encarna su propio síndrome del impostor. Y empieza a pensar que tantas horas de trabajo, tanta retórica y tantos esfuerzos no parecen suficientes.

Por supuesto, no es la única persona que piensa esto, y menos aún en un contexto nacional donde se puso “de moda” la insensibilidad. Ver al clima como un actor neutro, inanimado y hasta “etéreo”, cuyas consecuencias se proyectan en un futuro lejano, es más común de lo que se cree. No es sencillo sentir un problema global y necesariamente técnico como algo propio o cercano, sobre todo cuando la imaginación mediática reduce las víctimas a un oso polar o a poblaciones lejanas que tal vez ningún vecino llegue a conocer.

La idea de un ambiente ajeno a nosotros, escindido del ser humano, y la tendencia a ver la crisis ambiental como un problema ecológico y no social, son posturas que construyen una distancia artificial. Pensar en consecuencias que “le ocurran a otros” o “ocurran después” no es inocente, es intencional. Reabre debates medievales, pone en duda la objetividad científica y debilita derechos constitucionales claves como el artículo 41, que garantiza “un ambiente sano”. Construir la noción de que la crisis climática es ciencia ficción sirve para avanzar en silencio sobre los bienes comunes. Daniela Vilar, ministra de Ambiente bonaerense, lo sintetizó en la Expo Ambiental de EMAJEA: “El negacionismo de la crisis climática solo esconde la entrega de nuestros recursos”.

Vulnerabilidad climática y territorial

No hay que ir muy lejos para ver los efectos de la crisis climática. En Lomas de Zamora, el verano 2024-2025 registró 20 alertas por calor, frente a un promedio de 15 entre 2018 y 2024, según la Dirección de Gestión de Riesgo municipal. A esto se suman problemas históricos como el acceso limitado a la red cloacal en Ingeniero Budge y Santa Catalina, donde recién en 2010 llegó la red de agua de AySa.

Aunque Argentina aporta apenas el 0,85% de las emisiones globales, su población altamente urbanizada la vuelve vulnerable: el 61,8% de los habitantes de la provincia vive en los 24 municipios del Conurbano, según el Censo 2022. Lomas refleja esta tendencia con un aumento poblacional del 17% desde 2001. Este crecimiento, sin obras suficientes, profundiza las desigualdades: vecinos de Budge y Santa Catalina aún padecen la falta de agua durante el día, obligándolos a reorganizar sus rutinas y desvelarse para cargar agua, especialmente en verano.

Incluso si todas las emisiones industriales se detuvieran hoy, los gases de efecto invernadero permanecen en la atmósfera durante décadas o siglos. Por eso los gobiernos deben tomar medidas de mitigación y adaptación, en un escenario agravado por el mayor problema ambiental de todos: la pobreza. No todos pueden enfrentar de igual manera las consecuencias, algo evidente en el sur del conurbano.

Belén Martorelli, meteoróloga y becaria de INTA y CONICET, explicó que los “eventos extremos” son fenómenos que se apartan de las condiciones promedio, como olas de calor o lluvias intensas. El cambio climático está reduciendo su período de retorno: sucesos que antes aparecían cada 50 o 100 años hoy pueden repetirse cada 20 o 40, aumentando su impacto.

Frente a esta vulnerabilidad creciente, algunos gobiernos provinciales y municipales empiezan a elevar sus voces en el plano internacional. Lomas de Zamora es uno de ellos.

De Estocolmo a Belém: ¿cómo se llegó a la COP30?

La Conferencia de Estocolmo (1972) fue el primer espacio internacional donde se habló de la degradación ambiental producto del modelo industrial. Veinte años después, la Cumbre de Río (1992) creó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). La convención estableció la Conferencia de las Partes (COP) como órgano de decisión anual.

Desde 1995, se realizan COPs destacadas como:

  • COP3 Kioto (1997): aprobación del Protocolo de Kioto y compromisos cuantificables.
  • COP15 Copenhague (2009): disputa sobre responsabilidades entre países desarrollados y potencias emergentes.
  • COP21 París (2015): meta de mantener el aumento de la temperatura por debajo de 2°C y hacer esfuerzos para no superar 1,5°C.

En 2025, la COP30 en Belém do Pará marcó un giro. La discusión climática dejó de ser un tema encerrado en salas diplomáticas: se ancló en los territorios, donde la crisis climática es inseparable de la crisis social y política. Desde allí, municipios del conurbano bonaerense buscaron mostrar que lo local también forma parte de la construcción de un Frente Ambiental Latinoamericano.

Reporte Final, Global Mutirão y acciones locales

Aunque municipios y provincias no tienen obligaciones formales en las negociaciones, el Reporte Final de la COP30 reconoce explícitamente el rol de los gobiernos locales en la implementación de compromisos climáticos. Destaca a los actores no-Partes —como ciudades y autoridades subnacionales— y los convoca al Global Mutirão, una movilización internacional para acelerar medidas de mitigación y adaptación.

Sin embargo, el documento deja un vacío importante: no menciona explícitamente petróleo, gas o carbón, ni fija una hoja de ruta para su eliminación. La transición energética queda como un horizonte borroso, sin compromisos vinculantes.

La gobernanza ambiental, desarrollada en las últimas décadas como concepto multinivel, vuelve a cobrar fuerza. El Acuerdo de Escazú profundizó este enfoque, vinculando derechos humanos, acceso a la información y justicia ambiental. Así, lo global se vuelve real cuando se traduce en políticas territoriales y en la capacidad de los gobiernos locales de transformar acuerdos en acciones concretas.

Lomas de Zamora participó de la COP30 como uno de los primeros gobiernos locales del conurbano en tener presencia en este espacio. La secretaria de Ambiente, Eva Limone, y la ministra Daniela Vilar expusieron en foros de líderes y en un panel de ICLEI sobre transición energética inclusiva. Allí presentaron el Parque Solar Diego Armando Maradona, instalado en Fiorito, que inyecta energía equivalente a 50 viviendas y abastece al Hospital Gandulfo.

Parque Solar Diego Armando Maradona en Lomas de Zamora: Un espacio que promueve el acceso a energías renovables, confiables y seguras, al tiempo que contribuye a la mitigación y adaptación frente al cambio climático. Allí también se desarrollarán actividades de formación en educación ambiental, transición energética e interpretación del ambiente.

Durante la inauguración, Natalia Pajoni, directora de Transición Ecológica, destacó que hablar de transición energética implica pensar un nuevo paradigma para la gestión local de la energía. Subrayó que el parque solar no solo aporta energía limpia, sino que involucra instituciones educativas y refuerza programas comunitarios mediante termotanques solares, generando un cambio cultural.

Frente Ambiental Latinoamericano

América Latina no puede seguir acumulando pasivos ambientales en nombre de un crecimiento que nunca derrama. Surge la necesidad de construir un Frente Ambiental Latinoamericano, capaz de disputar el paradigma global desde las comunidades y territorios. No es solo una cuestión climática: es una nueva forma de organización social, donde dialogan pueblos originarios, saber científico y voces comunitarias.

Las últimas cumbres mostraron los límites del multilateralismo, con acuerdos modestos y financiamiento insuficiente que perpetúa el endeudamiento. Pero en la COP no se piden donaciones: se exige recomposición por años de extractivismo. El Norte Global debe asumir su responsabilidad histórica y abandonar transiciones superficiales.

La crisis climática necesita un movimiento regional que ancle en los territorios y dispute poder. No es un gesto simbólico: es una urgencia política. El tiempo no sobra y el futuro común depende de imaginar nuevas formas de habitar el mundo.

Gimena Alegria

03/12/2025

Gimena Alegria

Profesora de Física en Banfield y estudiante de Ciencias de la Atmósfera en la UBA. Becaria de AFS Educadores con Causa 2024 y del programa de intercambio AUGM 2025. Publicó su primera y única novela mientras cursaba en el Mariano Moreno, la escuela secundaria que sigue amando, cuna de escritores, un premio Nobel y dos presidentes. Siempre anfibia entre ciencia y literatura, trabaja en la Secretaría de Ambiente de Lomas de Zamora, donde impulsa proyectos de educación ambiental.

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