P de PREGUNTAR
Como para demostrar que hoy en día nadie puede ser original, dicen que ya está todo inventado. A Vinciane Despret esa imposibilidad parece no importarle, porque pone el foco en lo que ya está inventado. Pensar de qué manera nos condiciona y cómo a veces llega a convertirse en una verdad indiscutida.
¿Qué hay detrás de ciertas afirmaciones de la ciencia… podría ser ésta una pregunta correcta?
El libro está estructurado en capítulos que se inician con las letras del abecedario y a partir de las cuales se formula una pregunta. De entrada, un atrevimiento al que nos autoriza la propia lectura del texto: suponer que las preguntas correctas son en verdad las preguntas incorrectas, las que intranquilizan, desconciertan, provocan, invierten los términos. “¿Con quién querrán negociar los extraterrestres?” es la escena que se nos invita a imaginar, por ejemplo, en el capítulo que comienza con la G de genios.
Quizá lo que podríamos decir es que lo correcto sería plantearse siempre preguntas, dudar, desconfiar, resistirse, sospechar. “Yo rechazo”, dice Vinciane. No es un rechazo recalcitrante, por supuesto. Es un rechazo que abre puertas, sentidos, interpretaciones.

Vinciane Despret
Si algo atrae de esta obra, además de las respuestas a las preguntas correctas, es observar de qué manera Vinciane Despret se las ingenia para desarmar pensamientos o afirmaciones hegemónicas. El objetivo que parece tener en mente: desestabilizar la posición de los humanos frente a los animales.
¿Cómo hace? Porque no aplica una crítica pura y simple, como esas que tantas veces hemos visto emerger desde lugares tradicionalmente masculinos. Aquellas que se regodean con la destrucción de lo ajeno y el ensalzamiento de lo propio.
H de HUMOR
Acá las declaraciones de certeza son jaqueadas por el sentido del humor, aunque por momentos puede parecer sarcasmo o ironía, las mujeres sabemos que es el tipo de humor que nos permite salir de situaciones difíciles sin irritarnos.
La sonrisa nos alivia, nos da oxígeno, nos permite recorrer este Abecedario con la expectativa de que no todo está perdido ni es tan oscuro, que hay lugar para las equivocaciones y las segundas oportunidades, las marchas y contramarchas.
Virginia Woolf pensaba que las novelas escritas por mujeres, cuando lo eran desde la indignación por la injusticia del mundo, perdían valor literario. Esto no le pasa a Vinciane Despret, sus argumentos y opiniones no pierden fuerza en ningún momento, es más, toman su fuerza del propio método que utiliza, porque cuanto más amplía la perspectiva más clara se ve su posición.
D de DESARMAR, DESENREDAR, DESENTRAÑAR, DESAPRENDER
Es que Vinciane no busca criticar o confrontar sino desarmar, desarticular. Qué trabajo laborioso. Cuánta investigación para exhibir el modo en que la ciencia llega a sus conclusiones. Sin pretensiones de imponer sentidos ni claves de lectura sino de mostrarnos algunos hilos y la forma en que se pueden ir desajustando los nudos que sostienen y atan aquello en lo que creemos.
Difícil sistematizar los procedimientos que siguen porque obviamente se entremezclan y varían. Pero podríamos empezar por tratar de repasar las cosas que no le gustan. Empezar por los No, como una forma de contextualizar el trabajo de la autora y ubicarnos nosotros mismos para ver lo que podemos esperar de ella.
Los No suenan antipáticos en este mundo que impulsa al optimismo forzado, a la aceptación y la actitud positiva como mantra de sanación individual. Sin embargo ¿cómo se construye una ética personal si no es a través del No? Lo que no nos parece bien, lo que no estamos dispuestos a hacer, lo que no permitimos. No es una moral, ni reglas rígidas preconfiguradas de antemano, más bien son dilemas que se resuelven en cada ocasión.
S de SEGUIR CON EL PROBLEMA
Algunas de las cuestiones que Vinciane rechaza son las hipótesis “todoterreno”, aquellas respuestas que sirven para contestar preguntas de toda índole, pero que a la vez acallan, obturan. Que impiden “seguir con el problema”, diría Donna Haraway, citada como referente por Despret.
Hasta los conceptos más atractivos y políticamente correctos, como la diversidad, son puestos bajo sospecha: “la variedad está convirtiéndose en una respuesta moral, una respuesta abstracta y todo terreno…una generalidad”, dice Vinciane Despret.
En el capítulo que comienza con la pregunta “¿Las cabras están de acuerdo con las estadísticas?” la autora sugiere que si evaluamos los resultados de las investigaciones bajo el filtro de la reacción instintiva del animal (y no, por ejemplo, de una eventual respuesta del animal que también involucraría al científico en una relación) “la manera en que se plantea el problema sobredetermina lo que seguirá y el sentido de lo que seguirá”.
Reniega también de los “debates estériles y aburridos que se esfuerzan por reducir al animal al instinto y que nos proveerían de un montón de explicaciones causales deterministas y biológicas”. El hecho de que estas explicaciones “sean de tan mal gusto y que produzcan tal empobrecimiento debería impedir que las utilicemos”.
¿Cómo escapar de este callejón sin salida?, se pregunta Vinciane. Se refiere justamente a aquellas situaciones en donde todo tipo de respuesta parece insuficiente, o bien porque está condicionada, o bien porque es “todoterreno”. Propone retomar o redefinir el problema de otra manera, “sacarlo del marco estrecho en el que lo ha encerrado nuestra concepción”.
A de AMOR
Veamos cómo lo consigue, qué vueltas le da a las ideas. Bajo la pregunta “¿Los pájaros hacen arte?” Despret retoma a Etienne Souriau y su obra El sentido artístico de los animales. “El hecho de que invoque el amor como lo hace me da ganas de continuarlo”, dice Vinciane. No necesita más razones, se deja afectar, conecta.
Varias veces aparece en el texto el motivo del amor como motor de búsqueda de explicaciones. No es una concepción romántica sino política, para infiltrar teorías (también políticas, y muy actuales) “que embrutecen, insultan y empobrecen a aquellos de los que pretenden dar cuenta”.
Por ejemplo, en el capítulo que se inicia con la Q de queer y la pregunta “¿Los pingüinos saldrían del closet?”, dice que “la teoría sociobiológica es una teoría maltratadora. Todo comportamiento es reducido a la miseria genética: los seres se vuelven imbéciles ciegos determinados por leyes que se les escapan y que revelan una simpleza lamentable. No más invención, no más diversidad, no más imaginación”.
De paso, digámoslo, el concepto de diversidad, antes sospechado de “respuesta todoterreno”, ahora es retomado pero no ya en forma abstracta y general sino como argumento de reciprocidad situada: “la biología debe responder por la diversidad y la exuberancia de la naturaleza y de los seres, debe estar a la altura de lo que ellos requieren…multiplicar los hechos para multiplicar las interpretaciones. Estamos lejos de las teorías todoterreno, la diversidad de las cosas va a fecundar la diversidad de las interpretaciones. Es lo que se llama, por otra parte, “hacer justicia a los hechos”. Se invita a la naturaleza a un proyecto político”.
H de HISTORIAS
La espeluznante descripción de experimentos que se nos despliegan ante la pregunta “¿Se puede averiar a los animales?” lleva a la autora a revisar las investigaciones de Harry Harlow, psicólogo estadounidense que estudió las consecuencias de la ausencia de vínculos afectivos sobre el desarrollo de macacos pequeños, aislándolos y separándolos para eso de sus madres. Dice la autora: “como si a él le debiéramos el saber de que cuando un pequeño está separado mucho tiempo de un contacto significativo, lo que sigue es la muerte, psíquica o física. ¡Se sabía desde antes! Darle el crédito por el hecho de que lo sepamos es avalar implícitamente la manera en la que nos propuso “saber”: en … un régimen de destrucción”. Y agrega que si éste y otros científicos hubieran “tenido en cuenta el efecto de la mala intención que atraviesa todo el dispositivo, no habrían podido afirmar nada de sus investigaciones”.
Vemos acá en acción el mecanismo usado por Vinciane: se arriesga a los afectos, re versiona términos, politiza argumentos, historiza resultados científicos, y todo eso sin dejar de ser rigurosa en sus procedimientos y responsable en sus fundamentaciones.
I de IMAGINACIÓN
Y ahora volvamos a Etienne Souriau, nuestro antagonista en esta historia, y a su teoría sobre las obras arquitectónicas de algunos pájaros. Dice este filósofo que es la obra la que tiene el poder de capturar al pájaro, como captura también al artista, por qué no. Ésta, según Vinciane, es “una teoría totalmente distinta que, lejos de mecanizar al animal y remitirlo a determinismos biológicos, ofrecería, bajo un modo especulativo, analogías mucho más fecundas”. Abandonemos entonces el concepto de instinto, sugiere, pero “conservemos cuidadosamente lo que nos hace sentir, y sentir como una fuerza ante la cual el ser debe inclinarse –como lo hacemos a veces ante el amor-”.
Abandonar y conservar, inclinarse frente al instinto pero también frente al amor. Por eso dijimos que Vinciane no es destructiva, es deconstructiva: “hace otra cosa con lo mismo”, arma, desarma y rearma con los retazos una figura diferente, ni propia ni ajena, con algo de provisoriedad. Su leit motiv podría ser el cultivo de una mirada que perciba la singularidad de los animales, sus extravagancias, sus motivos e intenciones, sus iniciativas. En “Habitar como un pájaro”, otro libro hermoso de su autoría, dice que los pájaros tienen historia de vida. Así como reniega de la mirada antropomórfica sobre los animales, así también busca evitar las generalizaciones arrasadoras de la singularidad.

“Habitar como un pájaro«, publicada originalmente en el año 2019 y traducida al español en2022. Se trata de una invitación a reflexionar junto a las aves en torno a la creación continua de vínculos, y las múltiples funciones del espacio-territorio sobre los mismos.
Para desenredar y darle aire a esa madeja de suposiciones que a veces se fijan en el tiempo como verdades científicas, su método apela a la imaginación, la especulación, la sorpresa, el juego, la curiosidad. Frente a la imagen congelada propone la historia que hace crecer, la narración alternativa, prestar atención a los términos, complicar el problema, vacilar, incomodar, ir más despacio, ser más flexibles, suspender el juicio, conectar acontecimientos que no parecen ligados. Le gustan las preguntas con potencia de desestabilización, que multiplican las versiones posibles y alojan contradicciones. No vemos este procedimiento como un artilugio postmoderno, sino como una forma de poner manos a la obra con lo que hay.
F de FUTURO
En definitiva, lo que nos propone Vinciane Despret es “recrear una historia que le dé sentido a este presente para ofrecerle un futuro más viable. No una historia idílica… sino una historia que abra el apetito por los posibles, que abra la imaginación a lo imprevisible y a la sorpresa, una historia cuya continuación pueda desearse”.
¿Qué más se puede pedir de un libro de filosofía ambiental hoy en día? Para diagnósticos apocalípticos sobran los nominados, lo difícil es conservar la alegría. Dice Vinciane citando a Joselyne Porcher: “… ´los animales nos educan, nos enseñan a hablar sin palabras, a mirar el mundo con sus ojos, a amar la vida´. Aunque más no fuera eso, amar la vida”.
Aquí, a la distancia, alzamos las copas con Vinciane y brindamos por el imprevisto que nos acerque a ese otro mundo posible.

¿Qué dirían los animales… si les hiciéramos las preguntas correctas? De Vinciane Despret.