Humedales en nuestra región metropolitana ¿Por qué es importante defenderlos?

por | 30 / 01 / 24 | Artículos

La importancia de los ambientes de humedales a nivel social empezó a hacerse visible paradójicamente cuando comenzamos a perderlos y a notar los efectos adversos que a nivel regional significaron estas pérdidas.

Quienes se encargaron de iniciar el proceso de toma de conciencia sobre los diversos servicios ecosistémicos que los humedales nos brindan fueron las organizaciones socioambientales, conformadas principalmente por vecinxs afectadxs y ambientalistas.

Por ejemplo, en el año 2016 en la Cuenca del río Luján y Delta del Paraná varias de estas agrupaciones llevaron adelante la campaña denominada “+Humedales –Inundados”, destinada a informar a la ciudadanía sobre los impactos ambientales que la modificación de los humedales para la generación de barrios cerrados con lagunas y conexión al río en la zona norte de la Región Metropolitana de Buenos Aires (Pilar, Campana, Escobar y Tigre) estaban generando.

El modelo Nordelta avanzó de manera inusitada en estas zonas. De acuerdo a datos relevados por la geógrafa Patricia Pintos, ya en 2014 este tipo de urbanizaciones cerradas ocupaban más de 9.000 hectáreas en la cuenca baja del río Luján. Cabe destacar que el desarrollo de estos emprendimientos y la gran transformación ambiental que generaron fue posible por las habilitaciones otorgadas por el Estado en muchos casos, y por la falta de controles en otros.

Obras previas a la concreción del barrio privado San Gabriel en Tigre // Fuente http://www.delriolujan.com.ar

En el caso particular de Tigre (el partido que concentra la mayor cantidad de emprendimientos de este tipo), el Municipio no sólo permitió sino que además propició el avance de estos proyectos urbanísticos argumentando que permitirían el saneamiento de tierras inaprovechables. De este modo, los humedales fueron catalogados como “pantanos improductivos” desde la gestión local.

Haciendo uso del imaginario negativo en torno a los pantanos se fueron llevando a cabo obras de rellenos y canalizaciones que alteraron por completo la dinámica y los paisajes de los humedales, interrumpiendo la regulación hídrica que ofrecían a la región y desencadenando inundaciones en los barrios populares que quedaron, en palabras de lxs habitantes, “como piletas de los countries” debido al desnivel que generaron los rellenos sobre los que se erigen los barrios privados.

Todo ello con el objetivo de generar artificialmente paisajes clonados de modelos de urbanización foráneos que representan un determinado estándar de vida, donde a la seguridad privada y el contacto exclusivo con gente de un mismo nivel socioeconómico se suma el plus paisajístico de los espejos de agua.

Ahora bien, así cómo se apeló a un imaginario negativo para transformar ecosistemas estratégicos también fue necesario reconvertir el imaginario negativo existente asociado a la vida suburbana. Para ello, el Estado amplió y modernizó el sistema de autopistas garantizando una conexión rápida entre el centro y la periferia; por su parte, las empresas que comercian estos emprendimientos se encargaron de difundir publicidades que generaran el deseo de consumo de este tipo de urbanización.

Entre las estrategias publicitarias desplegadas predominaron las imágenes de los lagos y lagunas, los deportes náuticos, las casas con amarra propia y los grandes ventanales que permitan, desde el interior de las viviendas, disfrutar de los paisajes recreados a modo de escenografía. Estas imágenes aparecen en las publicidades acompañadas de frases elocuentes que refuerzan la representación mental de un determinado estilo de vida. En ellas frecuentemente se hace referencia al contacto con “la naturaleza”, la tranquilidad, “la vida de río”, la seguridad y la comodidad de contar con todos los servicios.

Retomemos dos de estas frases recurrentes para reflexionar sobre lo qué significa “el contacto con la naturaleza” y “la vida de río” para quienes deciden vivir en estos barrios cerrados por un lado, y para quiénes habitaban o disfrutaban de estos humedales previamente a su transformación por otro.

La vida de río según la publicidad // Fuente:www.albanueva.com

Lxs nuevxs residentes no tendrán un contacto real con la naturaleza del lugar, puesto que habitarán en territorios que tienen modificada absolutamente su topografía, y dónde la flora y la fauna autóctona es reemplazada por especies que representen los paisajes mercantilizados globalmente. Por su parte, la “vida de río” queda reducida al uso de las embarcaciones para el traslado y la realización de deportes náuticos.

Como contracara, para los habitantes tradicionales conectar con la naturaleza significa entender y respetar sus dinámicas, reconociendo la inundabilidad como una característica identitaria de los humedales y una condición necesaria para la sustentabilidad del ambiente. La vida de río asociada a los habitantes isleños, por su parte, implica la consustanciación con el medio, a partir del permanente contacto con el agua y la adquisición de saberes y conocimientos que se han construido a partir de las prácticas socioeconómicas conformadas históricamente, ligadas a la pesca, el corte de maderas, la producción de frutas, el corte del junco o mimbre y la cestería.

La vida de río representada en la obra de D`Arienzo. “Instalación Sudeste in Memorian H. Conti, 2011” // Fuente: www.dianaaisenberg.com.ar

Fueron estos habitantes tradicionales quienes emitieron las primeras alertas de lo que el avance de las urbanizaciones cerradas sobre humedales implicaría a nivel local y regional, usando expresiones, ya desde sus primeros reclamos, que resumían en una frase la problemática: “los privados nos dejan inundados”. Al ser desoídos por el Estado se embarcaron en una incansable lucha por concientizar a la población y detener la expansión de los negocios inmobiliarios, desempeñando un rol activo, permanente y cooperativo para lograr la preservación de los humedales y sus paisajes tradicionales.

Así fueron apareciendo organizaciones como Asociación Conciencia Ciudadana (Campana), Asociación para la protección del patrimonio de Pilar, Asociación ambientalista del partido de Escobar, Aprodelta, S.O.S Delta, Asamblea Tigre por el Patrimonio Urbano y Ambiental (ATPUA), Fundación Pro Tigre y Cuenca del Plata, Asamblea Delta y Río de la Plata, Asociación Civil en Defensa de la Calidad de Vida (ADECAVI), Vecinos del Humedal, Asambleas de Vecinos Inundados y el Movimiento en Defensa de la Pacha, entre otras.

Gracias a su accionar fuimos tomando conocimiento que los humedales actúan como esponjas que absorben excedentes hídricos y los liberan al ambiente en momentos de necesidad, filtran y purifican las aguas, protegen a las costas de la erosión, albergan numerosas especies vegetales y animales, proveen de recursos que permiten la subsistencia de la población que los habitan (caza, pesca, corte de junco, mimbre, cestería, etc.) y cuentan con importante patrimonio cultural.

Este patrimonio puede asociarse en la actualidad al estilo de vida de los pobladores isleños y ribereños y a los paisajes que fueron construyendo para adaptarse a un medio naturalmente inundable, con construcciones palafíticas y la utilización de botes para no quedar aislados en caso de crecidas. Pero también estos paisajes cuentan otras historias, de un pasado indígena que ha pretendido ser borrado y que el Movimiento en Defensa de la Pacha se encargó de reivindicar a través de la lucha por el territorio de Punta Querandí.

Un caso que evidencia el patrimonio cultural que poseen nuestros humedales

Punta Querandí es un territorio ancestral, sagrado y educativo de los pueblos originarios que ocupa una extensión de aproximadamente 1 hectárea en zona de humedales continentales del partido de Tigre en el límite con Escobar, localidad de Dique Luján. Actualmente en este lugar funciona un Museo Autónomo de Gestión Indígena, una biblioteca, se desarrollan talleres donde se enseñan técnicas de construcción y distinto tipo de prácticas culturales ancestrales y se realizan diversas celebraciones indígenas. Además, la comunidad indígena ha construido un Opy -templo de oración guaraní-, una Maloca –vivienda comunitaria guaraní- y un taller para el desarrollo de microemprendimientos.

Estas edificaciones, los carteles identificatorios, esculturas y murales que representan a la comunidad, así como las prácticas culturales que allí se desarrollan transforman a ese pequeño territorio –que se encuentra rodeado por inmensos complejos de barrios cerrados con paisajes que niegan la naturaleza y la identidad local- en un espacio de esperanza desde donde renace el encuentro con nuestras raíces culturales y con la madre tierra.

Sitio sagrado, cultural y educativo Punta Querandí y emprendimientos que lo rodean // Fuente: Vallejo, 2018 sobre base servicio Google Satellite

Cierre del mes de la Pachamama en Punta Querandí // Fuente: Vallejo, 2014.

El recorrido hasta lograr la reivindicación de este espacio indígena en provincia de Buenos Aires fue arduo y lleno de complicaciones, pero también esperanzador y apasionante, llevándonos a descubrir el relato que este paisaje tenía por contar y que se narrará brevemente a continuación.

El reconocimiento del legado cultural que porta el lugar tuvo su origen en el año 2004 cuando una vecina de un barrio aledaño que recorría habitualmente la zona denunció la aparición de material arqueológico. Dos años más tarde, un equipo de arqueólogos corroboraría lo sospechado por la lugareña al identificar el sitio arqueológico de Punta Canal. Sin embargo, el proceso de resistencia social comienza a gestarse en 2007 cuando las familias que habitaban la zona vislumbran el avance de obras vinculadas al desarrollo de urbanizaciones cerradas que afectarían el sitio.

El predio, junto a otras hectáreas por las que pasaba un terraplén ferroviario en desuso de la línea Mitre había sido transferido a la empresa EIDICO. Esta desarrolladora inmobiliaria tenía planeado incluir la zona donde se había identificado el sitio arqueológico en uno de sus complejos habitacionales. Con mira a estos fines, en el año 2008 la empresa financió una “campaña de rescate arqueológico” para limpiar el predio y poder continuar con las obras. En un lapso de 10 días se excavaron sólo 18 m2 de un predio de 1 hectárea y los arqueólogos a cargo emitieron un informe donde liberaban el terreno al propietario por considerar que el sitio arqueológico se encontraba destruido casi en su totalidad por eventos antrópicos sucedidos en el pasado.

La movilización vecinal, denunciando el accionar de los arqueólogos a favor del despojo que los barrios cerrados estaban perpetrando en los humedales, fue logrando cobertura mediática y derivó en la llegada del movimiento indígena a la zona, dando origen en 2009 a lo que sería el Movimiento en Defensa de La Pacha (MDP).

Nucleados en esta organización, vecinxs, indígenas, docentes y ambientalistas entre otrxs iniciaron reclamos en organismos públicos y se encargaron de difundir la situación. Pero el desafío más grande se iniciaría en el año 2010 cuando la empresa se dispuso a avanzar con las obras y lxs activistas decidieron plantar un acampe para proteger el sitio. Desde aquél entonces el MDP incansablemente luchó para evitar que avance la mercantilización del territorio motorizando, junto a otras organizaciones sociales, acciones tendientes a lograr la protección de los humedales y sus yacimientos arqueológicos, y el libre acceso a los cursos de agua que estaban siendo apropiados por los desarrolladores de barrios privados.

En lo que respecta a objetivos específicos, esta agrupación buscaba que Punta Querandí -como renombraron al lugar- tenga un uso social, destinado a la recreación de los vecinos y sea reconocido como un espacio público de adoración para los pueblos originarios. Además, solicitaban la restitución de los esqueletos extraídos de los sitios arqueológicos de la zona norte de la RMBA para ser reenterrados.

En 2011 lograron el apoyo por parte del Consejo Provincial de Asuntos Indígenas recomendando al Municipio la protección de lugar. El avance de las obras se mantuvo frenado en los papeles por una orden judicial, pero en los hechos fueron lxs activistas quienes pusieron el cuerpo para evitar que la empresa avance con las obras, dado que el Municipio nunca hizo efectiva la protección del lugar.

El paso de los años hizo dar cuenta a lxs integrantes del MDP que el Estado no tenía la intención de recuperar ni proteger el predio, por ello en 2017 deciden presentar la solicitud para ser reconocidos como la “Comunidad Indígena de Punta Querandí”, en paralelo la empresa EIDICO seguía acusándolos de usurpadores y continuaba sus reclamos por el predio en la justicia.

Para fines de 2019, al no lograr concretar el desalojo, la empresa decidió ceder al Municipio el dominio de la parcela y en 2020 este último transfirió a título comunitario el territorio que estaba en conflicto. A este logro se sumó que en 2021 el Instituto Nacional de Antropología Latinoamericana restituyó a la Comunidad restos humanos correspondientes a 8 individuos que habían sido desenterrados con fines científicos de la zona norte de Buenos Aires en la década de 1990.

Una vez concretados estos objetivos, la comunidad avanzó en la conformación de la Unión de Pueblos originarios de Tigre y Escobar como un frente común para gestionar las demandas indígenas en ambos Municipios. Como fruto de estas gestiones, se creó un Programa de Lenguas y Culturas Indígenas a través del cual se ofrecen cursos gratuitos de Quechua, Qom, Guaraní y Moqoit financiados por la intendencia. Una iniciativa que fortalece el compromiso de la Comunidad de Punta Querandí como un primer bastión desde donde iniciar la descolonización de la región.

Para finalizar está sintética descripción de un conflicto con vericuetos de todo tipo a lo largo de los años, solo resta recomendar la visita al lugar para reencontrarse con la memoria del territorio, pasar una jornada de enriquecimiento cultural, compartir con otrxs, conectar con la energía del lugar y conocer la lucha desde la voz de sus protagonistas.

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Arte de portada: Batman limpia las aguas contaminadas del Río Lujan.

Artista: Miguel D´arienzo

Noelia Vallejo

Docente en Geografía. Especialista en Paisaje, medio ambiente y ciudad.

Creative Commons CC BY-ND 4.0

1 Comentario

  1. Maria Belen Pascual

    Excelente 👏

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